Gamo Cadet
Desde bien pequeño me gustaron las armas de aire comprimido, ojo he dicho
las armas de aire comprimido, no hacer daño a nadie, tal vez por que eran las única asequibles para alguien joven, tal
vez por que por su propia naturaleza, si bien eran armas, no eran armas
mortales. Jamás disparé contra ningún pararillo, gato, etc. es más no me gusta la caza.
Tanta era mi fascinación por las armas de aire comprimido, que un día mi abuelo Carlos, me acompaño a una tienda de deportes, yo rondaría los doce o trece años, mi abuelo me distrajo todo el camino con algún comentario ajeno al lugar al que nos dirigimos, entramos en la tienda y tras el mostrador había toda una colección de carabinas Gamo de aire comprimido, mi abuelo comenzo alguna conversación con los dependientes, y yo absorto me quede admirando las carabinas, hasta que de pronto, y sin haber prestado atención a la conversación de los mayores, un dependiente cogió una y la puso en el mostrador delante mio, mi abuelo me dijo, cogela, mira a ver si puedes con ella, era tanta la emoción, que aún recuerdo aquella sensación, entre las manos tenia una carabina de aire comprimido, marca Gamo, modelo Cadet, calibre 4,5, no me podía creer aquellos, por fin iba a tener una.
Todavía conservo aquella carabina de la que he restaurado la madera, pues es lo único que necesito, pese haber transcurrido mas de 30 años, y es tanta su calidad, que conserva su precisión, fuerza y el pavonado aunque he tenido que añadir pavonado en frío, la tengo tanto cariño que es mi intención que siempre este conmigo, es una gran recuerdo y sobre todo es un gran recuerdo de mi abuelo Carlos.
Tanta era mi fascinación por las armas de aire comprimido, que un día mi abuelo Carlos, me acompaño a una tienda de deportes, yo rondaría los doce o trece años, mi abuelo me distrajo todo el camino con algún comentario ajeno al lugar al que nos dirigimos, entramos en la tienda y tras el mostrador había toda una colección de carabinas Gamo de aire comprimido, mi abuelo comenzo alguna conversación con los dependientes, y yo absorto me quede admirando las carabinas, hasta que de pronto, y sin haber prestado atención a la conversación de los mayores, un dependiente cogió una y la puso en el mostrador delante mio, mi abuelo me dijo, cogela, mira a ver si puedes con ella, era tanta la emoción, que aún recuerdo aquella sensación, entre las manos tenia una carabina de aire comprimido, marca Gamo, modelo Cadet, calibre 4,5, no me podía creer aquellos, por fin iba a tener una.
Todavía conservo aquella carabina de la que he restaurado la madera, pues es lo único que necesito, pese haber transcurrido mas de 30 años, y es tanta su calidad, que conserva su precisión, fuerza y el pavonado aunque he tenido que añadir pavonado en frío, la tengo tanto cariño que es mi intención que siempre este conmigo, es una gran recuerdo y sobre todo es un gran recuerdo de mi abuelo Carlos.